Jueves – pocas y sin apenas opciones, lo que hace que se ponga cuesta arriba esta recta final de la temporada. Tuvimos un par de conatos, que pudieron ser un par de arceas o un par de gamusinos; si bien es cierto, zonas querenciosas de arceas, pero no conseguimos verlas. El primer conato tuvo de protagonista a Orange (lo que hace más probable arcea fantasma, que gamusino). Orange puesto, resto equipo a patrón, pero nada. La verdad que luego se quedó en muestra Bassucu, en una zona a unos doscientos metros de donde había puesto Orange, que hubiese sido perfectamente la quebrada natural de la arcea, pero de nuevo no vimos nada y no hubo más conatos. En otra zona tuvimos otro lance de estos, que parece que está ahí, pero no está y no conseguimos volver a echarla. Esta vez el protagonista fue Fabio, no es su padre, por lo tanto, podía ser un gamusino, pero en alguna zona cercana del pinar a la muestra del perro; escuchamos el aleteo de emprender huida una arcea, tanto Aitor, como yo; así que la veracidad de la muestra de Fabio cogió fuerza. El resto de los perros estaban a patrón así que no la habían echado; por lo que apuntaba a otra de estas que tienen prisa; pero en realidad ni la vimos, ni la volvimos a echar. Afortunadamente, no hay dos sin tres, y a la tercera fue la vencida. Muestra de Xana, con Bassucu a patrón, guiando y poniendo ladera arriba, por una orilla de escobas, cuando ya parecía que no estaba; se quedan ambos muy fijos contra una mata bastante tupida de escobas; pero sale justo por el lado que no cubro; intento ver si se tira ladera abajo para avisar a Aitor, pero no la veo; por lo que me parece que se tiró orilla de escobas hacia atrás. Aviso a Aitor que estaba ladera abajo, sube y vamos en su busca. En la rebusca una breve muestra de Fabio y Xana, la arcea levanta vuelo, pero puedo alcanzarla de un disparo. Por la tarde estuvimos en otra zona, pero no tocamos ni rastro.
Sábado – jornada muy entretenida y, sobre todo, inesperada. Estuvimos en dos cazaderos y nos repartimos en ambos, por un lado, Pepín y por el otro, Aitor y un servidor. Por la mañana Pepín echó dos arceas y pudo hacerse con ambas; por la tarde estuvo loco detrás de tres o cuatro; pudo hacerse con una. Las otras no había forma de pegarles un tiro, un sinfín de muestras de los perros, pero era una zona muy cerrada y no tenía forma ni de encarar la escopeta; al ir moviéndolas de un lado para otro, tampoco tenía claro si eran dos o tres. Pero tanto ajetreo le abrió el apetito y cuando nos vimos en el punto de encuentro ahí tenía una fogata y estaba preparando la merienda. Nosotros por la mañana echamos cuatro arceas, la primera puesta por Levín; se le fue a Aitor. De segundas la vimos sin poder tirarle, pero vi muy claro donde se dirigía, así fue; llegamos y los perros la pusieron; pero ella ya no estaba y no fuimos capaces de volver a echarla. Luego se quedó en muestra Levín, Bassucu y Fabio a patrón; llegamos, parecía clara la salida de la arcea, pero no lo fue tanto…le había metido unos cuantos metros al perro; levanta vuelo, pim, pam, pum y se va, pero levanta vuelo otra, con esta nos hacemos. Vamos en busca de la compañera, muestra Megan y esta vez sale franca para Aitor, que se hace con ella. Cuando ya retornamos hacia el coche, se queda en muestra Bassucu, pero sin apenas tiempo a reaccionar, levanta la arcea, tiro un par de tiros a bulto, porque está tapada, pero ya me dice Aitor desde donde estaba, que se fue y bastante lejos. Aún así, logramos volver a localizarla; esta vez es Levín quien la tiene, o más bien el perro cree que la tiene, porque ya no estaba. A la tercera la pone Bassucu y ahora consigo hacerme con ella. Por la tarde echamos una arcea; una arcea que se sacó de la manga Levín, porque ya íbamos de vuelta para el coche, con los perros muertos de calor y con ese típico trenecito por el sendero; pero Levín iba metido por el monte y se quedó en muestra unos cuarenta metros ladera arriba; una zona bastante cerrada, así que Aitor se quedó cubriendo desde fuera y yo me adentré en la mata; cuando estaba llegando al perro, la arcea emprendió el vuelo, con la fortuna que pudo tirarle Aitor desde su posición y hacerse con ella. Al llegar al coche, como ya os comenté, teníamos al chef trabajando muy, muy bien 😉 con la merendola que nos pegamos, pusimos punto final a una gran jornada de caza.
Domingo – “días de abundancia, vísperas de escasez” así reza el refranero, y tal cual aconteció. Después de la jornada de ayer, hoy quisimos darle otra oportunidad al coto más occidental, pensando que alguna arcea se podría haber movido por la zona, pero no fue así, y nos calcamos otro doble cero, al igual que en las tres últimas visitas a este coto. En la zona entraron algunas arceas en noviembre/diciembre, disfrutamos de varios días majos, pero no hubo reposición alguna. Así que la despedida de la presente temporada se puede ver reflejada en la fotografía adjunta; ayer los desayunamos, pero hoy nos los comimos ¡jejeje!
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