Jueves – jornada de caza primaveral la de hoy, con veinte grados en algún momento del día, estos pájaros tienen que estar locos perdidos con estos cambios de tiempo, y la verdad, que no me extraña. Por la mañana estuvimos en un cazadero y echamos una arcea, arcea con la que no pudimos hacernos y nos dio bastante rabia, porque el día no pintaba bien (como así fue), y Levín fue a encontrar ésta, donde no contábamos ni mucho menos con ella. Llegamos al perro y viéndolo, la tenía fijo. Cubrimos lo que a priori era lo “normal”, pero no contábamos con que nos la iba liar Gitana; que llegó al perro desde otro ángulo, creemos que no lo vio, por lo tanto no patroneó; y no se enteró tampoco de la arcea. Hizo que levantase vuelo de la peor forma posible (para nosotros, no para ella 😉) y claro, un par de bombazos míos, Aitor ni verla y ¡bye, bye! En la rebusca dieron con ella Orange y Bassucu, pero esta vez ya no estaba y no conseguimos dar de nuevo con ella. Por la tarde, cambiamos de zona; creemos que echamos una; Xana y Levín estuvieron mucho en muestra, había rastros de arcea…pero nosotros no la vimos y no la volvimos a echar; así que nada. De camino al coto, hicimos un alto para capturar una bonita imagen que nos regalaba la ría de Villaviciosa al amanecer.
Sábado – hoy dejamos a Pepín en un cazadero y nosotros dos cazamos para otra zona cercana; intentando cazar dos cazaderos bastante amplios para aprovechar el día e intentar no cambiar de zona; ya que la mojadura iba ser considerable y no había muchas ganas de andar cambiando. Pepín echó dos arceas; dos locas…todo sea dicho. La primera en cinco ocasiones, hasta que Wolf e Ilco lograron bloquearla en una zona, que permitió a Pepín tener suficiente visibilidad para poder dispararle; con el consiguiente acierto. La segunda también lo tuvo entretenido, pero esta no tenía intención alguna de dejarse ver; aunque después de dos muestras en blanco, Pepín consiguió verla y confirmar su sospecha; le llevaba un levante de ventaja a los perros; pero aún intentando anticiparse a su huida; le resultó imposible hacerse con ella. Nosotros, por el contrario, estuvimos bastante más aburridos; si bien es cierto, echamos una arcea, fue el único rastro que tocamos en toda la jornada. Fabio fue quien encontró la arcea, nos cogió relativamente cerca del perro, pronto se unión Megan a la faena. Después de un rato en muestra ambos, Megan realiza una leve guía y la arcea levanta vuelo unos metros por delante de los perros; pudiendo hacerme con ella de un disparo. Lo dicho, cuando terminamos de cazar la zona, nos cambiamos, fuimos a buscar a Pepín; y para casita antes de lo normal; pero el día hoy no invitaba a bregar mucho más por el monte. Domingo – pues nada, inmersos en una semana de cambios de tiempo incomprensibles. Jueves calor sofocante, sábado viento y frío y hoy, más viento y calor…todo esto en un espacio de tiempo mínimo; el cambio climático es innegable. Respecto a la jornada de caza, poco que comentar; una muestra de Orange, que bien podía ser de una arcea por la zona que era y la experiencia del perro; pero que realmente no vimos, ni volvimos a echar. Resto de la jornada sin ningún rastro y los perros reventados a media mañana; una jornada de esas que podemos definir como “un día de mierda” ¡jeje!. Cerramos una semana bastante “escasa” de arceas y con unas perspectivas para la recta final de la temporada poco halagüeñas.
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