Cambio de cazadero, y en esta ocasión logro echar una que se deja ver, aunque lejos de mi y de la perra, se levantó de la orilla de un prao, que por cierto tenía minado de rastros, me adentro en el monte en el que se metió y después de un rato Brisa se queda en muestra, estoy cerca de ella, me coloco en frente suya, imaginando que está entre ambos; pero otra que ya no estaba, ¡pa variar! y con el mismo resultado final, desaparecida. Como hoy había suelta en el coto, y estaba en una zona cercana, de regreso, antes de irme para casa, paré por la zona y dediqué las últimas dos horas de luz del día a dicho menester. Con la suerte de poder matar una faisana, para poner punto y final a la jornada, en la cual la nieve ya hacía acto de presencia a última hora.
El domingo fui de acompañante con Pepín, como no tengo donde carzar, pues cambie la escopeta
por la cachaba, y me lleve al joven Klauss. Un día infernal climatológicamente
hablando, vamos…de los que o te puede este vicio de la caza de la arcea, o te
quedas en la camita. A nosotros nos puede el vicio…¡jejejeje! Echamos dos arceas
y mi buen amigo consiguió abatir ambas; la primera para recordar por la
dificultad del lance. De primeras fue mostrada por Lola, pero salió sin dar
opción de tiro, y en la rebusca fue mostrada por Klauss, salió rabiada y fue abatida
de un segundo magistral tiro y un cobro realizado por Lola, para quietarse el
sombreo. Y hasta casi el final de la jornada no vimos nada más, pero cerca del
coche en una eucaliptera bastante limpia, tanto Kasín, como Lola comenzaron a
dar algo de rastro y unos cuantos metros por delante se levantaba una arcea
como un misil, pero fue interceptada por otro buen disparo de mi amigo.
Lo dicho; un día infernal para cazar, pero en el cual
obtuvimos una buena recompensa y particularmente, muy contento por haber
presenciado la primera muestra de Klauss a una arcea a sus 7 meses, esperemos
que sea la primera de muchas…
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