El Narcea desbordado. |
De todas formas la mañana no estuvo tan mal, apenas llovió,
hasta las doce del medio día, aunque durante ese periodo de tiempo no
conseguimos echar ninguna arcea, los perros cazaron bien y le dimos una buena
mano al cazadero, pero sin rastro de becadas. Pepín logró abatir un torcaz, que
fue la única pieza que vimos. Sobre las doce nos alcanzó la "ciclogénesis
explosiva", lluvia, mucha lluvia, mucho viento, frío… inhumano para cazar, así
que nos dirigimos al coche, buscamos un lugar para cambiarnos (un vecino de la
zona nos dejó cambiarnos en su garaje) y para casita, con mucha precaución que
la carretera estaba peor que por la mañana.
El domingo sin coto para cazar y con los huesos aún mojados,
decidí quedarme en casa y ponerme al día con algunas tareas pendientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario