viernes, 17 de enero de 2014

JUEVES 16 DE ENERO

De pie: David, Samuel y Antonio.
Abajo: Fran, yo, Toño y J.Benito
Hoy teníamos comprada la otra cacería para la cuadrilla de amigos, siempre que podemos cogemos un par de ellas, así cambiamos un poco de aires y nos juntamos unos cuantos. En esta ocasión la cuadrilla estaba formada por David, Fran, J.Benito, Samuel, Toño y un servidor; también nos acompañó Antonio (padre de Toño) con cachaba en mano.


Brisa y su recompensa.






Un bonito día, tanto climatológicamente, como cinegéticamente hablando; con presencia de arceas, sobre todo teniendo en cuenta a las alturas de la temporada que estamos. Entre los seis vimos diez becadas y conseguimos hacernos con cuatro. Dos a cargo de Toño y su setter Fer; otra J.Benito y su joven setter Sol y la última para mí, con la indispensable colaboración de Brisa. Yo disfruté de cuatro lances viendo tres arceas y matando una; un par de lances pronto y luego no volví a ver pluma hasta el comienzo de la tarde. Cuando discurrían los primeros minutos de la mañana, el collar de Brisa comenzó a sonar, cuando llegué a ella, todo hacía presagiar que la tenía delante de los morros, por cómo estaba; pero después de un buen rato esperando, tuve que animarla a romper y ya no estaba, un regalito nos había dejado…Como a la hora, de nuevo comienza a sonar el collar de la perra, me coloco detrás de ella (tampoco había muchas opciones para escoger) y bota la arcea, sólo la veo un segundo y se tapa; tiro los dos tiros contra el matu, pero... obviamente, no consigo hacer blanco. La busco un rato, pero no hay suerte; más tarde la echa en tres ocasiones Fran con O’Hara (madre de Brisa) pero sólo en una ocasión le pudo tirar y no consiguió hacer blanco. El tercer lance de la jornada salió a pedir de boca…excelente trabajo de Brisa en la localización y genial con la guía; cuando consigo llegar a ella, me encuentro en una situación nada favorable para el tiro, muy embardiao y con poca visión, sobre todo viendo hacía donde va guiando la perra…retrocedo sobre mis pasos y rodeo por la parte de arriba de la mata, llegando a darse la situación perfecta, un claro y con la perra puesta mirando hacia mí, si la arcea estaba,  ¡genial! y así fue, sale la arcea entre Brisa y yo y la pude abatir, muy buen cobro de la perra también, que no estaba nada favorable el terreno y la vegetación. Poco después puso otra Brisa, aunque no aguantó nada la arcea y yo erré los tiros, a pesar que me salió relativamente fácil. Llamé a David y Samuel, que estaban cerca, la estuvimos buscando durante un rato, la echó Samuel cuando ya regresaba para el coche (el pobre estaba jodido de las muelas). David y yo seguimos un rato más, y mi amigo escuchó salir otra, pero no la vio, aunque cuando Simba llegó se quedó en muestra y había varios rastros de ella; después la puso Brisa y Simba, pero ya no estaba. El día estuvo más o menos entretenido, y prácticamente todos tuvimos algún encuentro con la Dama.


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