lunes, 18 de diciembre de 2017

SEMANA 50



Domingo: después de chupar banquillo toda la semana por motivos laborales, hoy tocaba patear monte y el día acompañaba. Las de pico largo no nos lo pusieron fácil, pero estuve entretenido detrás de alguna y en alguna ocasión pude apretar gatillo. La primera del día no me dio opción a nada, de mano la puso Xana, pero me hizo dudar si eran rastros de la noche, ya que era una orilla de un pastizal, pero cuando llegó Brisa y la vi tumbar, estaba fijo (cuando pone Brisa o está o acaba de levantar) y la arcea no me dio tiempo a reaccionar y justo cuando quería posicionarme bien, ya arrancó como un misil, ni encarar. Después de un buen rato buscando las perras consiguieron volver a dar con ella, pero esta vez sólo nos dejó un regalito en forma de cagadita y no hubo forma de encontrarla de nuevo. La segunda que eché, se levantó sola a cuarenta metros de mí, las perras ni siquiera estaban cerca, aunque viendo la dirección que tomaba creí que iba resultarme fácil dar con ella y aún sigo esperando volver a verla. La tercera fue curioso, ya que vi en la lejanía algo volar a bastante altura y dude entre si sería un tocaz o una arcea, pero vi un movimiento extraño en el vuelo y aposté por arcea, y así fue; en esta ocasión intuí donde podría estar y acerté, pero por un error mío de colocación y ella que tenía prisa, ya que vi a Xana quedarse en muestra y sin ni siquiera comenzar a sonar el collar ya emprendió la escapada la arcea; dos tiros y a criar. La última de la jornada, me la tengo que apuntar a mí, porque en este caso fue más mérito mío que de las perras, que estaban ya fundidas y se hicieron las remolonas para subir a mirar una cabecera; así que decidí iniciar yo el camino y entonces se animaron. Justo cuando llegaron al borde del monte con el prado, se quedaron en muestra e instantes después una arcea levantó vuelo, conseguí hacerme con ella del segundo disparo y librar el clavo ;-)



Fin de semana de caza por tierras extremeñas.

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