MARTES 15 DE NOVIEMBRE

Hoy, Laureano y yo, teníamos permisos para cazar en la reserva del Saja, en un lote que no conocíamos aún. La verdad es que este año no nos ha tocado un buen número para escoger y hemos cogido fechas y lotes que quedaban libres.
El día amanecía con algo de viento y a ratos un cielo que amenazaba agua, aunque finalmente abrió el día y el sol lució.
Laureano estuvo muy entretenido detrás de una sorda que echó en varias ocasiones, y a pesar de las múltiples muestras de su setter Baso, la arcea no aguantaba mucho y aún así logró tirarle en dos lances, aunque no hubo suerte y la sorda se quedó en Cantabria.

Yo no vi nada hasta las doce y pico del medio día, pero en ese instante se me acumuló el trabajo, y de qué manera. Cuando me disponía a cruzar una riega, Golfo, en el fondo de riega comienza a dar rastros e inmediatamente sale una sorda de la ladera de enfrente, estaba bastante lejos, pero veo la dirección que lleva, más o menos; y mientras estaba pensando por donde iba ir en su busca, sale otra arcea del mismo sitio y en la misma dirección. Avanzo unos pocos metros y escucho otro aleteo, ¡una tercera arcea! de unos metros más arriba sale sóla también, pero esta vez riega arriba. Decido ir en busca de esta primero, que está más a mano, subo por el borde de donde se había levantado y en unos pocos minutos ya damos con ella, me precipito al disparar y suelto ambos tiros sin hacer blanco cuando estaba algo tapada y luego se pasea por encima de mi cabeza tranquilamente, sólo le falto cagarme encima, y se dirige en la misma dirección que las dos primeras becadas. Miro el reloj, ya es la una, sólo quedan dos horas para tener que irnos, así que aligero el paso y en busca de las tres sordas, pero finalmente no hubo suerte y no logré dar con ninguna. En una zona donde perfectamente podría haber alguna de estas; tanto Golfo, como Brisa se quedaron en muestra muy fijos y durante un buen rato, pero ya no había nada.
Así que finalmente vimos cuatro arceas, pero no logramos hacernos con ninguna.