Jueves: seguimos
haciendo acopio de clavos ¡vaya añito! Pensamos en irnos a los robles
castellanos, con la esperanza de ver alguna pitorra más, debido a algún
movimiento propiciado por las nevadas de estos días, pero ni movimiento de
salida, ni de entrada…al menos en nuestra zona. Nos encontramos con las mismas
que habíamos ido dejando en otras jornadas. Lo que sí nos encontramos fue un
día despejado y sin lluvia, quizás…incluso demasiado calor; que locura de
tiempo. Echamos tres arceas, que vimos y otras tres, que no vimos, pero que son
ya viejas conocidas y por allí andan. La primera fue mostrada por Orange, al
que se le unieron el resto de los perros, pero ya no estaba. Hace unas semanas,
la habíamos echado y visto, de casualidad; esta vez ni eso. La segunda, de
nuevo fue Orange el encargado de localizarla, pero cuando llegamos al perro, la
arcea ya no estaba. De segundas la vimos volarse sola y a la tercera la puso
Levín, pero este año no entendemos que le pasa al perro, que decide recortarles
distancia casi siempre y las arceas no están para estas gilipolleces, y levantó
vuelo cuando estábamos a nada de llegar a posicionarnos bien; resultado, yo ni
verla y Aitor le tiró, pero no en buenas condiciones; así que la arcea libró la
vida. La tercera la puso Levín, cuando llegamos la arcea no estaba, aunque en
esta ocasión no parecía que el perro la hubiese liado y si la lio, él no se
había enterado, porque allí estaba espetao. De segundas puso Orange, no estaba;
de terceras de nuevo cagadita de Levín, no podemos tirar y a la cuarta levanta
sola lejos, le tiro un tiro bastante largo, ni la engancho, ni la volvemos a
ver. Cambiamos de zona y nada más salir del coche, Levín la vuelve a liar, en
este caso con unas patirrojas, aunque realmente no lo vimos; sí que
interpretamos lo que podía haber pasado viendo rastros muy frescos de perdiz
y la actuación de Orange. Decidí aplicar
de forma inmediata el “artículo 155” y para el cajón. Resto de la tarde, al menos
sin puteo perruno; ya putean ellas solas bastante. Nos puso otra Orange, que
llevó su peón durante unos cuantos metros y nos tuvo en vilo un rato, pero la
arcea seguramente había levantado vuelo sin darnos cuenta durante la guía del
perro y no conseguimos volver a echarla. Y a última hora, Orange que tenía
ganas de morder, quiso darnos otra oportunidad, pero la arcea ya había
abandonado la zona y de segundas se levantó sola, y aunque Aitor pudo tirarle
un tiro, no fue afortunado y otra que no conseguimos volver a echar.
Sábado: volvimos
a cruzar el puerto para ver si conseguíamos hacernos con alguna pitorra, a ver
si se confundía alguna de las que llevábamos echando días atrás. Y sí, una se
confundió, a la tercera fue la vencida y con suerte pude hacerme con ella. Pero
nos resultó extraño que otras tres conocidas no estaban por la zona que
frecuentaban. Pero echamos otras tres, bueno…realmente ver, vimos dos más; otra
ni verla. La fantasma fue puesta por Xana de primeras y por Cleo de segundas, pero lo
dicho, ni verla. Con otra la cagamos a medias entre Xana y yo; la perra, porque
dio los rastros, pero no llegó a fijar la arcea y esta acabó levantando unos
metros por delante, pero era matable y no hice blanco; no conseguimos dar con
ella de nuevo. La otra pitorra que dio la
cara fue puesta por Brisa, que después de pasar unos días cortejando, vuelve a
los ruedos, la sacamos un rato por la tarde. En esta ocasión la cagada fue
integra nuestra, no definimos bien,
deberíamos haberla matado, la perra la planchó y nos la puso a quemar, pero… De
segundas la volvió a poner Brisa, pero la arcea le ganó unos metros y solo
pudimos escucharla salir e intuir su sombra; en la rebusca se levantó sola, muy
favorable para morir, pero esta vez mi compañero erró los tiros, pim, pam, pum
y a criar; desde mi posición no lo vi, pero viéndole la cara a él, debió ser
garrafal ;-)
Domingo: hoy
teníamos una cacería en la RRC del Sueve,
pero la climatología no acompañó nada, de nada…día infernal, sobre todo la
primera mitad de la jornada. Estuvimos en un par de cazaderos, pero escasos de
arceas, en el primero echamos tres, una abatida por Toño y las otras dos fueron
tiroteadas, pero sin fortuna. Por la tarde movimos otras cuatro, pero estas intratables;
a pesar que Pepín probó suerte con una de ellas en dos ocasiones, con tiros
bastante lejanos; pero no hubo fortuna. Del equipo canino, destacar a Orange de
Aitor, el resto pasaron “desapercibidos”, imagino que el día no estaba ni para
los perros. Agradecer la disposición, trato y colaboración del Guarda, que hizo
lo posible para que el resultado de la jornada de caza fuese lo más satisfactorio
posible; pero nosotros…una vez más hacemos fácil, lo difícil y casi pegamos un
clavo en el Sueve ¡increíble!