El sábado amanecía un día muy bonito para cazar, y la jornada también fué bonita y entretenida. Vimos tres arceas, matamos dos y movimos otras dos, pero que no vimos, ya que no llegamos a la muestra de los perros, estaban en zonas bastante inaccesibles para nosotros. La primera fué mostrada por Rey y levantada por Besta que llegó un poco pasada de revoluciones, Pepín se hizo cargo de abatirla. La segunda del día se nos escapó con vida, después de verla volarse lejísimos de nosotros, fuímos en su busca y de nuevo nos la jugó, aunque esta vez se llevó un susto de la mano de mi compañero, que le soltó un tiro, pero sin fortuna y no logramos volver a echarla. La tercera fué mostrada por el joven Sol, que a su corta edad ya nos ha puesto alguna este año, en esta ocasión fui yo el que le mató la arcea. Y más adelante tanto Lola, como Rey estuvieron en muestra en un par de ocasiones, que no llegamos a ver ninguna becada, pero que estamos seguros que por allí estaban; además era una zona muy sucia y apenas podíamos acceder a las muestras de los perros.
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Javier preparando el rifle. |
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Javier esperando en el puesto. |
Hoy cambié de tercio, y me fui de caza mayor. Estuve con mi compañero de trabajo Javier. La mañana amenazaba lluvia y a medio día, la amenaza se cumplió. Menuda jornada no se pegó ni un tiro y encima nos mojamos un poco. Se dieron tres echadas, en la primera sólo salieron corzos, en la segunda un jabalí que se coló entre los puestos sin que nadie pudiese tirarle (bien cerca que nos pasó, y no logramos verlo) y en la tercera, y última, mano no se vió nada. Un día algo aburrido, menos mal que se compensa con la buena compañía de amigos, al fin y al cabo, la caza no sólo es matar.
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