Alejandro, Juan y un servidor. |
La
mañana se animó pronto, ya que cuando apenas llevábamos una hora en el monte,
el collar de Brisa comenzó a sonar y nos hizo correr un poco hasta poder
localizarla, pero cuando llegamos, la arcea ya no estaba. Estuvimos un buen
rato intentando dar con ella de nuevo, pero no hubo suerte.
Y la
mañana fue pasando sin pena ni gloria, mucho calor y ni un maldito rastro de
arcea, hasta casi la una del medio día que Brisa se adentró en un escobal y de
allí salió una becada que no espero ni a la perra, salió sola y bastante por
delante de la perra, lo que hizo que no nos diese opción a nada, pero fuimos en
su busca, en esta ocasión debió de posarse y con las mismas huir de nuevo ya que
cuando llegamos a la zona que parecía que se hubiese alojado, los cuatro perros
que llevábamos se quedaron en muestra, pero la arcea ya no estaba y la rebusca
fue infructífera. Así que nos quedamos con las ganas…
Como
dice el dicho, “cuando menos lo piensas, salta la becada” jejeje!! Y así fue, llegando casi al coche, Brisa
comenzó a dar rastro en una mata y unos metros por delante se quedó en muestra
unos segundos y comenzó a guiar, unos metros por delante se levantó una arcea,
que afortunadamente pude abatir. Ese fue
el broche final a una jornada muy calurosa y de momento una temporada con
escasez de becadas en nuestro coto, esperemos que en esta próxima luna los
vientos sean favorables y se anime un poco la temporada.
Rey y Brisa, con la arcea de la jornada. |
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